dc.description.abstract | Esta ponencia es resultado del proyecto de investigación “La gestión cultural y su campo disciplinar en Colombia: hacia el fortalecimiento de los procesos investigativos”, del grupo de investigación Identidad y Cultura de la Universidad Nacional de Colombia.
En consecuencia, en la presente ponencia a partir de una investigación descriptiva se realiza la comparación y análisis entre los perfiles de ingreso de los y las estudiantes al pregrado en gestión cultural y comunicativa de la Universidad Nacional de Colombia sede Manizales y los posteriores perfiles de egreso de los mismos, entre los años 2014 a 2017, en donde se evidencia la tendencia de la feminización de la profesión, ya que, en un mayor porcentaje son las mujeres quienes terminan graduándose del pregrado y empoderándose para asumir el campo laboral como consecuencia.
El Directorio centros de formación en gestión cultural en Iberoamérica (2005) define el perfil del aspirante a la formación del pregrado “para el ingreso los exigidos por la universidad. El Gestor Cultural y Comunicativo podrá́ desempeñarse como: Administrador de entidades culturales públicas y privadas; Director y orientador de instituciones o programas de investigación culturales y de comunicación; Animadores, promotores y capacitadores socioculturales; generador y facilitador de procesos de creación cultural; gestor y organizador de procesos comunitarios; Planeación y Gestión Cultural; Asesor y ejecutor de planes, programas y proyectos culturales; analista, critico cultural.” (UNESCO, OEI, IBERFORMAT, 2005, p. 85).
En dicho momento el perfil es definido de manera genérica y sin tendencia de género; igualmente buscando en otros documentos institucionales de pregrados en América Latina, se evidencian estudios incipientes sobre la formación en gestión cultural y más específicamente en la feminización de la profesión y en consecuencia a ello, el protagonismo de las mujeres en el campo profesional y en general en el área de la cultura.
Por ello, la importancia de analizar los datos institucionales sobre los perfiles de ingreso y egreso al pregrado en gestión cultural con un enfoque de género, junto con referentes
Latinoamericanos del empoderamiento de la mujer desde los feminismos, permitiendo dar cuenta de la tendencia de la feminización de la profesión y el quehacer cultural.
Igualmente, el campo laboral en el área de la cultura tiene un alto protagonismo de las mujeres, pero sin reconocimiento real en el medio como lo plantea Marcela País Andrade desde las siguientes preguntas y reflexiones “¿Qué pasa con estas mujeres que han estado en el arte, pero que sin embargo no han ocupado el mismo lugar que los varones? y ¿Qué pasa con estas mujeres a la hora que vamos a gestionar cultura? Una de las cosas que decía recién Silvana es que unx puede ver todas las mujeres artistas que han estado en este mundo pero esto no es solamente lo que queremos hacer cuando planteamos una perspectiva de género en la gestión. Lo que queremos hacer es plantear un problema político ¿Qué pasa con esta desigualdad que se ha construido y se ha generado, en relación a las mujeres y a los varones? .... Pero sí es verdad que en el mundo estamos posicionados de manera diferente. Y esto el arte también tiene, desde una mirada feminista y desde la perspectiva de género, la razón política de hacerlo visible” (2015).
Es así que, las mujeres y su papel en la profesionalización de la gestión cultural, buscan resignificar el concepto de la feminización de la profesión, ya que, este abarca definiciones con múltiples contenidos, como lo define PNUD en 1997, según las acepciones más utilizadas:
a) Un predominio de mujeres entre los pobres; b) el impacto no fortuito, con sesgo de género, de las causas de la pobreza; c) el reconocimiento de una tendencia direccional en la cual la representación desproporcionada de las mujeres entre los pobres está aumentando progresivamente (en este sentido, la feminización de la pobreza es un proceso, no simplemente un estado de cosas en una coyuntura particular); d) el grado de visibilidad de la pobreza femenina. En la medida que la unidad de análisis de los estudios e investigaciones son los hogares, no se consideran las reglas que rigen la distribución interna en una unidad doméstica, y que varían ampliamente según sociedades y culturas. (Como se cita en Aguilar, 2011).
Teniendo en cuenta lo anterior, y según la acepción más común de la feminización relacionada con la pobreza, se presenta ahora un reto para las profesionales trabajadoras en la gestión cultural y en general de las artes y la cultural, ya que, si bien existe una valoración económica diferente en relación a la retribución laboral y el género, según, Sylvia Chant (2005) critica que sea el “ingreso” el principio fundamental en la consideración de la feminización, y que a pesar del enorme bagaje de producción académica sobre el carácter complejo, tanto de la pobreza definida en términos objetivos como subjetivos y en los cuales la asimetría de género ocupa un lugar importante, éste continúe siendo el criterio que predomine en la consideración y el uso de la categoría.
De manera que la feminización de la profesión en gestión cultural responde a lo que plantea Aguilar (2011) como “Rescatar la dimensión de la “feminización de la responsabilidad”, con el objetivo de transmitir la idea de que las mujeres se encuentran asumiendo una mayor responsabilidad en la batalla contra la pobreza y que esta responsabilidad es invisibilizada y en muchos casos “instrumentalizada” por el diseño de las políticas.” (Chant, como se cita en Aguilar, 2011).
Para concluir se busca la visibilización de la mujer a partir de la feminización del pregrado en gestión cultural y comunicativa de la Universidad Nacional de Colombia, desde el análisis cuantitativo de sus estudiantes y egresados en relación con el la perspectiva de género como factor influyente en el sector educativo, las ciencias sociales y humanas, las artes y las culturas. | es_MX |